Propuesta de UE de impuesto fronterizo al carbono recalca importancia de matriz limpia para Chile

Fuente: Bnamericas.com

El impuesto fronterizo al carbono que planteó la Unión Europea subraya la importancia para Chile de contar con una matriz energética limpia para impulsar su industria exportadora en los próximos años, advierten expertos.

Este mes, la Comisión Europea propuso introducir gradualmente, a partir de 2026, el primer gravamen fronterizo de carbono del mundo, que se aplicará a las importaciones de acero, aluminio, cemento, fertilizantes y electricidad, segmentos intensivos en carbono.

En una fase preliminar, entre 2023 y 2025, se les pedirá a los importadores monitorear y reportar sus emisiones.

“Siendo Chile una economía que vive de la exportación, una economía que tiene productos que llegan a otras economías como Europa, Asia y Estados Unidos, va a ser mucho más relevante cómo nosotros producimos cada uno de nuestros productos y también, ciertamente, cómo energizamos cada uno de esos productos”, señaló el jefe de la unidad de análisis del Ministerio de Energía de Chile durante un seminario web.

“La huella de carbono va a ser esencial y qué tanta energía limpia tenemos hoy día en nuestro país”.

Chile, que ya genera casi una cuarta parte de su electricidad con recursos renovables no convencionales (ERNC), apunta a alcanzar neutralidad de carbono para 2050. En paralelo a sus avances en la naciente etapa del hidrógeno verde y sus planes de convertirse en exportador de este combustible, el país continúa desarrollando capacidad de transmisión y energías renovables.

En un momento en que el país está reescribiendo su constitución y preparándose para las elecciones generales, Barría plantea que es vital mantener la certeza jurídica y la solidez institucional que ha caracterizado al país y a su economía, y que en los últimos 30 años le ha permitido generar inversión en diferentes sectores, incluido el energético.

El mayor desafío asociado es eliminar el uso de combustibles fósiles del resto de la economía, por ejemplo del transporte y de la industria, plantea otro panelista del seminario de inversión verde organizado por la unidad chilena de la firma de servicios profesionales EY.

“Sería más simple si hubiera tiempo para hacer esto de manera gradual, pero la ciencia ha sido bien clara en dar mayor antecedente de los efectos, la incertidumbre y el elevado costo de la inacción”, señaló Vinka Hildebrandt, directora de la Cámara Chileno-Alemana de Comercio e Industria y administradora de activos de la unidad chilena del desarrollador noruego de energías renovables Statkraft.

Las favorables perspectivas de precios, un mercado que funcione correctamente y la estabilidad, junto con la eliminación de subsidios a los combustibles fósiles, se consideran desafíos centrales para construir una economía baja en carbono.

José Ignacio Escobar, presidente de la Asociación Chilena de Energías Renovables Alternativas (Acera), manifestó: “Estamos absoluta y completamente convencidos de que Chile puede y debe ser uno de los primeros países en lograr una transición completa de su sector eléctrico hacia una matriz 100% renovable y, con ello, ser el motor para que otras industrias se descarbonicen basado en este músculo renovable, como la minería, como el transporte y otras industrias que están recién comenzando esta transición”.

Escobar mencionó como áreas de desafío los impuestos al carbono, la reducción del consumo de combustibles líquidos y las reglas sobre la prioridad de despacho de GNL importado. Añadió que le parece necesario abordar estos temas para apoyar las iniciativas nacionales de descarbonización.

“No podemos ser condescendientes con nosotros mismos y pensar que ya el trabajo está hecho […] Todavía queda un largo camino para seguir sacando los combustibles fósiles”.

Apoyo a la descarbonización

Chile tiene alrededor de 7.300MW de capacidad instalada renovable no convencional.

El gobierno quiere fijar como meta generar el 40% de la energía con fuentes de ERNC para 2030.

Para llegar a ese 40% a 2030, se necesitaría elevar la capacidad a alrededor de 20.000MW.

El país también tiene un plan para retirar toda la generación carboeléctrica de aquí a 2040, lo que requeriría aumentar la capacidad de ERNC en alrededor de 40.000MW para ese año.

El desarrollo de una estrategia y una visión central de gestión del uso de suelo, que abarque áreas como uso compartido de terrenos, es vital en estos objetivos, dijo Escobar.

“Esos 40.000MW van a requerir mucho territorio, mucha nueva [infraestructura de] transmisión y una mirada completamente distinta al desarrollo del sector eléctrico en Chile”.