Habitantes de Guadal y cambio climático: “Desde el 2010 se nota mucho más el retroceso de los glaciares”

Fuente: eldivisadero.cl

La mirada territorial de la población es la columna vertebral del proyecto de seguimiento del cambio climático en la cuenca del río Baker (Proyecto Recca), y en ese sentido los relatos de sus habitantes cobran vital importancia para reconstruir la historia climática reciente, aportando antecedentes esenciales para la ciencia y las políticas públicas del territorio, relacionadas con el cambio climático. 

Es así que el proyecto Recca contó con dos invitados en el programa radial “Relatos del Baker. Puente Entre la Ciencia y la Comunidad”, del Laboratorio Eco Climático del CIEP que se transmite todas las semanas, a través de radio Santa María y que es difundido también por las emisoras locales. “Por el trabajo que hago recorro bastante la región, sobre todo las zonas de glaciares y peri glaciares como el monte San Lorenzo, Campos de Hielo Norte, parte del parque Patagonia y la antigua reserva Jeinimeni y se nota demasiado el cambio de un año a otro, no tanto el retroceso, sino la disminución del tamaño de los glaciares”, explicó Pascual Díaz, operador turístico de Puerto Guadal.  

La que en algún momento era un fenómeno aislado, se ha hecho recurrente para los pobladores del lugar. En este sentido se ha naturalizado el cambio en las masas de hielo y ha llegado a ser algo común para los habitantes. “Alrededor del 2010 no se notaba tanto el retroceso de los glaciares, pero desde ese año ha sido impresionante y se nota en los inviernos, con mucho menos frío y nieve, que caen en la primavera y no se congelan en la montaña y no duran tanto como antes, que teníamos montes congelados en 1.400 metros durante todo el verano y ahora en diciembre los cerros se limpian y no quedan neveros que den su cuota de agua”, añadió Díaz. 

De este modo hay coincidencia en que los veranos son más secos y que si bien es cierto no afecta tanto el desplazamiento y el trabajo en áreas productivas como el turismo, “sin embargo la relación del turismo también tiene que ver con la ganadería, con la gente que siembra, estamos trabajando en los sectores rurales y la oferta turística es patrimonio cultural de la región, está todo relacionado con la gente del campo. Un verano seco significa menos pasto para los animales en invierno, y suben todos los precios, porque cuesta más producir”, manifestó Pascual Díaz.  

Para el operador turístico, la gente que está en terreno puede aportar acerca de los fenómenos que ocurren, por lo que los centros científicos deberían escuchar más a quienes pasan gran parte del año en terreno.  

“Todo el mundo nota los cambios que se han producido en los últimos veinte años, antes los cerros en invierno y verano con nieve y ahora muy poca lluvia, menos agua, veranos muy secos, ha sido un cambio muy notorio y que va muy rápido”, reconoció Adriana Vargas, habitante de Guadal. Por otra parte, “el acceso al agua es un tema, porque están privatizadas y se siguen privatizando en varios sectores y ha sido problemático para nuestros campesinos que han estado desde siempre y están molestos por no saber, ni solicitar los derechos de agua”, puntualizó la mujer.  

Mientras Luis Alberto Gómez, coordinador del proyecto Recca, advirtió que “la privatización de los recursos hídricos afecta algo muy importante para mitigar los riesgos del cambio climático que es la vulnerabilidad, cuando comenzamos a privatizar estos recursos, las poblaciones que viven allí tienen menos opciones de acceder al recurso hídrico que son esenciales para la vida y la producción. La privatización limita las posibilidades de adaptación a las personas que viven en los territorios. A nuestro juicio este debería ser un tema muy importante en la nueva Constitución”.  

Tanto Pascual Díaz, como Adriana Vargas, coincidieron en manifestar su deseo que los centros científicos, investigadores y casas de estudios superiores, realicen un trabajo mancomunado con los territorios y sus comunidades.  

“Sin duda lo que nos indican los pobladores es que se está observando una aceleración de los procesos de derretimiento de los hielos en varios lugares del planeta y en Campos de Hielo en Aysén. Nuestras cumbres nos indican la velocidad con la que ocurre el cambio climático. Cabe mencionar que el cambio climático existe de manera natural en el planeta, pero este, normalmente, ocurre en tiempos largos. Por ejemplo, una generación humana no alcanza a percibir este cambio cuando es de manera natural, sin embargo, lo que vemos por el incremento de los gases de efecto invernadero y el incremento de las temperaturas asociadas a la actividad humana, es que una persona en su vida puede observar cambios significativos en el paisaje. Esto no es normal, porque la naturaleza y el ser humano necesita tiempo para adaptarse a los cambios climáticos”, agregó Luis Alberto Gómez.  

Cabe recordar que las emisiones gases con efecto invernadero, comenzaron a mediados del siglo XVIII, durante la revolución industrial en los países industrializados. Desde ese periodo las emisiones de CO2 producidas por la combustión de combustibles fósiles principalmente (carbón y petróleo, por ejemplo), han sido cada vez más altas y se han ido acumulando en la atmósfera.