Escasez hídrica y cambio climático

Fuente: elpinguino.com

Una de las mayores catástrofes ambientales del siglo XX fue la casi completa desaparición del mar de Aral en Asia, y se estima que este siglo puede ser el turno de la desecación del lago más grande del planeta: el Caspio. Un grupo de científicos alertó que este lago podría perder hasta un tercio de su superficie en lo que queda del siglo, ya que producto del cambio climático se ha acelerado su descenso, debido a que el agua de los ríos se evapora antes de llegar al lago.

Chile no está lejos de esta realidad y desde hace una década estamos sufriendo los efectos de una megasequía. Si bien las zonas más afectadas son el norte y centro del país, las proyecciones para las regiones del sur no son para nada alentadoras. Las recientes actualizaciones del Balance Hídrico Nacional demuestran cambios climatológicos en las cuencas entre Puerto Aysén y el Canal Beagle entre los años 1985 y 2015.

En el caso de las precipitaciones anuales, estas disminuyeron en promedio 1.000 mm respecto al balance anterior (que analizó entre los años 1951 y 1980), mientras que la temperatura media anual aumentó 0,4°C. Aunque el informe arroja que las cuencas de las regiones de Aysén y Magallanes tienen una proyección menos desfavorable que el resto del país (disminución de un 5%), esto se debería principalmente a un lamentable hecho: el incremento de la escorrentía de aguas producto del derretimiento de glaciares, lo que significa una pérdida a escala mundial de reservas naturales de agua dulce.

La conservación es clave para ayudar a contrarrestar los efectos del cambio climático y la región de Magallanes juega un importante rol en este sentido al albergar siete de los 17 parques nacionales que componen la Ruta de los Parques de la Patagonia. Estos concentran diversas reservas de agua, grandes cumbres, glaciares y ríos, ecosistemas fundamentales en el contexto de sequía que enfrentamos a nivel nacional y mundial.

El Parque Nacional Bernardo O’higgins es el más extenso de Chile y uno de los más grandes del mundo. Los 49 glaciares del Campo de Hielo Sur son sus protagonistas indiscutidos y conforman la tercera extensión de hielo continental más grande del planeta, después de la Antártica y Groenlandia. Por otro lado, el Parque Nacional Cabo de Hornos resguarda 2.967.036 hectáreas de mar, siendo la primera área silvestre protegida de Chile que incluye ecosistemas terrestres y marinos en conjunto. Al igual que el Parque Nacional Alberto de Agostini, forman parte de la Reserva de la Biósfera Cabo de Hornos, declarada por la Unesco como una de las 24 ecoregiones más prístinas del mundo.

Para seguir avanzando hacia una conservación más efectiva de estos prístinos ecosistemas debemos aumentar la protección de nuestro océano. Los ecosistemas terrestres y marinos están íntimamente conectados, por lo que para lograr una real protección de la Patagonia debemos crear espejos de conservación en el mar. De esta forma seguiremos ayudando a combatir los estragos del cambio climático, y resguardar nuestros recursos hídricos.