2023: nuevo mínimo histórico de hielo marino alrededor de la Antártica

Fuente: Meteored.cl

Pareciera que estuviera tan alejado, sin embargo, la interacción planetaria no queda indiferente para este rincón de la Tierra. Cada año, los registros son más claros de todo lo que está ocurriendo en el continente blanco. No es solo el hielo que se derrite lo preocupante, sino toda la exquisita biodiversidad que depende de este magnífico ecosistema.

Desde el inicio de los registros satelitales de la Antártica (1979), jamás se había observado un mínimo histórico tan bajo para el hielo marino que vive en torno a ella. Sin embargo, a pesar de las consecutivas bajas extensiones que se han chequeado, la proyección del hielo marino antártico, a largo plazo, indica un comportamiento constante en el tiempo.

¡Menos de 2 millones de kilómetros cuadrados!

El pasado 21 de febrero 2023, el hielo marino circundante al continente blanco llegó a su cifra más baja, registrando solo 1,79 millones de kilómetros cuadrados. La diferencia con el anterior mínimo histórico (25 de febrero 2022) es equivalente al área que ocupa el estado de Nueva York (130 mil kilómetros cuadrados).

La variabilidad interanual de las tendencias de hielo marino en torno a la Antártica, generalmente se proyectaban hacia un ligero ascenso antes del 2016. No obstante, son varios los años que han registrado nuevos mínimos históricos, incluyendo 2017, 2022 y, recientemente, se suma el 2023.

Discusiones interdisciplinarias cruciales para dar respuestas concretas

Walt Meier, científico del hielo marino en el Centro Nacional de Datos de Hielo y Nieve (NSIDC, por sus siglas en inglés) señala que “existe cierta discusión sobre el cambio de régimen de hielo marino antártico desde 2016, hacia una extensión generalmente menor, y que tal vez esto podría ser la respuesta al calentamiento global”.

Meier también agrega que “es difícil decir en este momento si se trata de un cambio real y una respuesta al calentamiento, o simplemente una variación temporal de varios años”. Recordemos que quienes se dedican a investigar científicamente los orígenes y evolución en el tiempo de la Antártica, también dependen económicamente de este ecosistema. Por lo tanto, la cadena de repercusiones desde y hacia el continente blanco abarca más aristas de las que podemos imaginar.